Las diluciones y disoluciones en volúmenes pequeños, normalmente menos de 3 m³, pueden realizarse con agitadores de ataque directo.
Estos agitadores constan de motor, un palier con rodamiento para el guiado del árbol, un árbol de longitud máxima 1500 mm y un móvil de pequeño diámetro y del tipo marino o similar.
La gran ventaja de estos agitadores es su bajo precio, aunque técnicamente tienen serios problemas como se explica a continuación.
Estos árboles tienen una frecuencia natural próxima a los 10 ciclos/s, lo que corresponde a una velocidad crítica de 600 rpm.
El funcionamiento en esta velocidad o sus proximidades (±30%) está prohibido y de ser así podría entrar el árbol en resonancia e ir ampliando su deformación hasta su destrucción.
Estos agitadores, cuyo funcionamiento será de 950 o 1400 rpm (velocidad del motor) pasarán por la velocidad crítica en las arrancadas y paradas. Para evitar problemas este paso tiene que ser muy rápido.
En las arrancadas con mucha carga se puede dar un paso muy lento.
En depósitos cilíndricos sin deflectores o con niveles de líquidos muy bajos se forman vórtices (giro de la masa líquida) que contribuyen a que en las paradas la velocidad del agitador descienda lentamente por efecto de la inercia del líquido que gira y pasa lentamente por la velocidad crítica.
En estas condiciones estos agitadores sufren numerosas averías sobre todo de árboles doblados y roturas del rodamiento del palier.
Como conclusión, se puede admitir el uso de estos agitadores en procesos secundarios y con poco uso. Igualmente es desaconsejable su utilización en procesos continuos o servicios exigentes donde es más adecuado aplicar agitadores con reductor y velocidades de funcionamiento por debajo de las velocidades críticas.